BIENVENIDOS!!!


Este BLOG tiene como Objetivo ayudar a personas en todas partes del mundo a sobrellevar sus procesos de Crisis Matrimoniales.


La Meta es regalarle a otros un poco de la Paz y Luz que Jesucristo a puesto en mi vida en un proceso tan doloroso.

Es mi sueño y anhelo ayudar a muchas parejas en el mundo a abrir los ojos a la verdad y darles herramientas para evitar a toda costa optar por el Divorcio. Creo firmemente por FE que Dios es Maravilloso y que si pones en sus manos tus circunstancias matrimoniales, Él hara lo que sea para Restaurar y Resucitar lo que para nuestros ojos esta muerto, pero, para Él, es el comienzo a algo nuevo, maravilloso y perfecto. Recordando siempre que para llegar a esa perfección Dios debe ser en TU vida y en TU matrimonio el Centro de Todo, La Roca, La Torre, El Eje; EL TODO, PERO SOBRE TODO EL # 1 en TU corazón.


Te invito a hacer de este BLOG tu herramienta en este desierto y que busques en Jesucristo ese oasis de Paz que solo Él puede dar.

Quiero que mis vivencias y la de muchas personas que he ido ayudando y conociendo en el proceso te ayuden a entender y a llenarte de fuerzas cada día, MAS AÚN, QUE SEPAS QUE NO ESTAS SOLO!


Abrazos y Bendiciones en Cristo Jesús!!


Ester(Seudónimo)



sábado, 21 de marzo de 2015

La Piedra Principal del Matrimonio

Una relación personal con Jesucristo es la piedra principal del matrimonio.
El matrimonio es una mezcla de vidas, no una simple unión. Muchos matrimonios fallan debido a que sus integrantes siguen mirando a las libertades y relaciones del pasado.
Cuando una pareja invita al Señor Jesucristo a que sea piedra principal de su matrimonio y se convierta en el verdadero punto fuerte sobre el que construyen su relación, lo invitan a que marche al frente de ellos. Entonces Él es libre para guiarlos hacia el único propósito que les tiene como matrimonio.
Somos únicos como individuos. Sin embargo, cada matrimonio es único también.
Es algo tan individual y único en su especie como sus integrantes. Del mismo modo que Dios nos creó como individuos originales por completo, también necesitamos invitarlo a que cree nuestro matrimonio como una relación original por completo. Esto solo es posible cuando cada persona en la relación somete su individualidad al propósito supremo de Dios.
Como dijo C.S. Lewis: El yo solo existe para ser abdicado. En la entrega personal tocamos el ritmo que no solo es de toda la creación, sino de todo ser, pues el Verbo eterno también se dio a sí mismo en sacrificio.
1 Pedro 2:6
Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa,
y el que confíe en ella no será jamás defraudado.
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Te oye


 
Les responderé antes que me llamen. Cuando aún estén hablando de lo que necesiten, ¡me adelantaré y responderé a sus oraciones! Isaías 65:24 (NTV)
¿Tienes peticiones en tu corazón que estás aguardando la respuesta de Dios? Pienso que sí, todos tenemos un deseo, una necesidad o algo que aguardamos.
Muchas veces perdemos la paciencia y se va ahogando la esperanza y pensamos: ¿será que Dios se ha olvidado de mí? o no soy tan buena/o para que Dios conceda esta petición, o a Dios no le interesa mi necesidad pues está más ocupado en otros “santos”
Sin embargo,1 Juan 5:14 dice: “Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos.” 1 Juan 5:14-15 (NTV) Entonces, podemos estar seguros que nuestra oración es oída por Dios, cuando es agradable a Él, esto lo podemos comprobar por medio de su palabra.
Debemos estar conscientes de que no siempre recibiremos respuesta inmediata, habrá situaciones que lleven tiempo, pero esto no es sinónimo de olvido de parte de Dios sino que hay algo mejor para ti.
Es muy importante tener paciencia y confiar en la sabiduría de Dios, también la seguridad de saber que somos escuchados nos dará fuerzas y paz.Salmos 18:6 (NTV) “Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.”
No te desanimes si no ves ahora el sol sólo porque las nubes lo cubren, él sigue ahí y no ha dejado de brillar, Dios también permanece ahí preparando tu bendición.
 
 
  Soraida Fuentes 
     CVCLAVOZ

El poder de la Oración de una esposa

El poder se puede usar de diferentes formas, para el bien o para el mal, pero el poder de la oración de una esposa, traerá maravillosos dividendos.
Amiga, no se cual es la situación que vives con tu esposo, te animo a que uses ese poder que está en tus manos.  En la oración hay poder.   Usa este recurso y se que podrás decir al final: con el poder de Dios todo se puede.
La oración de una esposa  confesando su enojo, frustración y falta de perdón.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Marcos 11:24, 25.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mt. 7:7,8.
Orando por el trabajo de El.
¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;
No estará delante de los de baja condición. Prov. 22:29.
No te afanes por hacerte rico;
Sé prudente, y desiste.  ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?  Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo. Prov. 23:4,5.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?  Mateo 16:26.
Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.
Ecl. 10:18.
Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma
sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma. Sal. 90:17.
Orando por sus finanzas.
Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de
beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del
mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino
de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. Luc. 12:29-31.
Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad
para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
Eclesiastés 5:19.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús. Filip. 4:19.
Orando por su sexualidad.
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 2 Cor. 6:18-20.
Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 1 Cor. 6:13.
Orando por sus afectos o expresiones de amor.
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Filipenses 2:1,2.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,   Ef. 5:28,29.
No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Fil. 2:4.
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. 1 Corintios 10:24.
Orando por sus tentaciones.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Sant. 1:13-15.
3No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1 Cor. 10:13.
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición. 1 Tim. 6:9.
Orando por arrepentimiento.
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia. Prov. 28:13.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. Sal. 139:23,24.
Dios te bendiga,
Tu hermana y amiga,
Alva Vargas de Contreras.
www.alvadecontreras.com

Cuando Dios pelea por ti


 
Cuentan que un duque de Sajonia declaró la guerra a un obispo alemán. En aquel tiempo los obispos tenían recursos militares, así como nobleza secular. Pero éste era un buen obispo; uno de los pocos buenos en aquellos malos tiempos.
El duque envió un espía al palacio del obispo para informarse  de las fuerzas  que éste movilizaría en su contra. Cuando regresó, el espía fue ansiosamente interrogado por el duque.
    -   Pues señor, - respondióel hombre- el obispo no está haciendo ninguna  preparación para la guerra.
      -   ¿Cómo es posible? Replicó el  duque. ¿Qué ha dicho?
     -   Dice que su tarea es alimentar su rebaño, predicar la Palabra de Dios, visitar a los enfermos; y que en cuanto a la guerra, se la encomienda al Dios todo poderoso, porque “Jehová de los ejércitos” es más entendido en guerras que él.
     -   Si es así- declaró el duque reflexivamente- No voy a meterme en una guerra con este hombre. Es demasiado peligroso.Muchas veces olvidamos que Dios es quien pelea por nosotros;  nos estresamos y desesperamos pensando cómo venceremos, cuál será la mejor forma de hacerle frente al enemigo.
Hay personas que  llegana enfermarse, a perder el sueño y el apetito,  dañan sus relaciones interpersonales; toda su vida es un caos mientras intentan encontrar soluciones. Sin embargo, al igual que al pueblo de Israel, Dios nos dice que bajo esas circunstancias extremas estemos quietos.
“Pero Moisés les dijo: —No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”. Éxodo 14:13,14 (NTV)
Por muy difícil que sea, aunque las cosas parezcan ponerse cada vez peor y veas tus circunstancias como un enemigo gigante que está por terminar contigo, permanece quieto porque el Señor peleará por ti.
Cuando nos desesperamos, tendemos a hacer muchas cosas para “ayudar a Dios” y lo único que logramos es agotarnos y retardamos el milagro que Él tiene para nosotros.
Permanece quieto, sin importar el nombre que tenga tu enemigo (deuda, problemas familiares, falta de trabajo, problemas legales, enfermedad, etc.) porque cuando Dios pelea tus batallas puedes estar seguro que  verás su gloria.
Persevera fiel en lo que se te ha encomendado, sirve con toda diligencia y amor, ocúpate de las personas y cosas que Dios te ha confiado y deja que Él pelee por ti.
 
 
    
 Ana María Frege Issa 
        CVCLAVOZ

Lo Que Los Hombres Y Mujeres No Soportan En El Matrimonio

En el Matrimonio pueden pasar muchas cosas soportables, pero la mayoría de hombres y mujeres no soportan algunas actitudes de sus cónyuges. Son asuntos que afectan los matrimonios en general, aunque también tiene que ver el temperamento de cada uno.
Lo que a una mujer le es muy difícil soportar:  “La desatención de su esposo.”
1- Cuando él no la escucha con atención.
2-Cuando su esposo le da prioridad al trabajo mas que a ella.
3-Cuando su esposo no vive principios de honestidad y sinceridad.
4-Cuando su esposo no es responsable.

Las mujeres se cargan emocionalmente con mucha facilidad y si su esposo no esta ahí para ayudarlas a descargar sus emociones, se van acumulando y reacciona negativamente. Las Coléricas reaccionan gritando e irrespetando a su esposo. Las Sanguíneas expresan muy enfáticamente su enojo y se entristecen. Las Melancólicas ven la desatención de su esposo con lupa de aumento y se deprimen. Las Flemáticas no dicen nada, pero se van volviendo indiferentes.
Efesios 5:25-29: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos.
El que ama a su mujer, así mismo se ama, pues nadie odió jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia
 Dios manda al esposo a amar a su esposa, atendiéndola de la misma manera que Cristo amó a la Iglesia, o sea dándole prioridad sobre todo y todos. La mujer necesita sentirse amada y protegida. Y para sentirse amada, el hombre debe escucharla con atención y valorar sus sentimientos y emociones.
Lo que a un hombre le es muy difícil soportar:  “ Que su esposa le falte el respeto.”
1-Cuando les hablan de manera fuerte o desafiante. Cuando le responden de manera altanera.
2-Cuando le dicen constantemente lo que tiene que hacer.
3-Cuando lo compara con otros hombres.
4-Cuando su esposa se niega sexualmente.

A los hombres les es muy difícil soportar estas actitudes de su esposa y reacciona dependiendo de su temperamento.
Si es Colérico, se enoja, grita y maltrata a su esposa. Si es Sanguíneo, tiende a enojarse y apartarse de su esposa. Si es Melancólico, tiende a resentirse seriamente y si es Flemático, tiende a aislarse y no hablar. Si la actitud irrespetuosa de la esposa continua, se produce un quebrantamiento en la relación que puede terminar con graves consecuencias.

Génesis 2:18: Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él.
Proverbios 14:1. La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba. Dios determinó que la mujer con todos sus dones y talentos, con todas sus cualidades más que el hombre, se le designó ser la ayuda idónea de su esposo, nunca su cabeza! Una ayuda idónea y sabia respeta a su esposo, le da su lugar y lo impulsa para que sea un mejor hombre de Dios y un Líder en su casa y en su comunidad.

Lo ideal por supuesto es que ambos entiendan su parte y pongan en práctica su responsabilidad con su cónyuge.
Si los dos lo hacen, el Matrimonio se convierte en algo maravilloso, como Dios lo planeó.

Analízate hoy mismo y toma las decisiones de cambio que debes tomar para hacer tu parte sin condicionarlo al cambio de actitud de tu cónyuge. Simplemente haz tu parte y siembra vida en tu matrimonio. Todo lo que siembres producirá fruto en algún momento.
Tu matrimonio y tu familia es el regalo mas preciado que Dios te ha dado. Cuídalo!
Luis y Hannia Fernandez
matrimonios@libresparaamar.org
www.libresparaamar.org

viernes, 13 de marzo de 2015

¿Estás atento a su voz?


 
Para que uno cumpla con una tarea que le fue encomendada es imprescindible que haya escuchado perfectamente lo que se le pidió realizar, de otro modo, la misión no se ejecutaría como fue planificada.
Un mensaje puede entenderse claramente cuando el que está esperando recibirlo, escucha atentamente y dispone todo su ser para comprenderlo. Otros factores importantes son el ambiente y la distancia, porque el ruido y las interferencias son causantes de que el mensaje se pierda o se distorsione.
Eso fue lo que justamente hizo Abraham cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber a dónde iba pero confió en Él. Incluso cuando llegó a Canaán, la tierra que se le había prometido, vivió allí por fe, pues era como un extranjero que al principio se estableció en carpas.
Esa actitud es la que todos deberíamos imitar, porque muchas veces estamos presentes en determinados lugares pero nuestra mente está ausente, y eso nos impide llegar a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Él todos los días nos escucha y nos habla, somos nosotros los que estamos muy ocupados y preocupados para escucharlo.
Cuando Dios no nos responde en el tiempo que esperamos, puede ser porque está esperando el mejor momento para hacerlo pero también este silencio debe ser una alerta que nos haga analizar qué cosas nos están impidiendo escuchar su voz. Identifica cuáles son los factores que te están impidiendo escucharlo, posiblemente son problemas familiares, una enfermedad, una deuda, la falta de trabajo, una adición o el estilo de vida tan acelerado que estás llevando. ¡Haz un alto en todas tus actividades diarias! Separa un tiempo y un lugar para conversar a solas con Dios, porque sólo de esa manera llegarás a conocerlo mejor y confiar en sus promesas, llegarás a tener una relación más íntima y personal con Él además de conocer los planes que tiene para tu vida.
Dios tiene distintas maneras de hablarte: usa a personas, circunstancias, canciones, videos, mensajes, etc. para expresarte su amor y darte dirección, pero eres tú el que debe estar atento y dispuesto a escuchar su voz y obedecerlo.
Muéstrame la senda correcta, oh  Señor; señálame el camino que debo seguir. Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que me salva. Todo el día pongo en ti mi esperanza. Salmo 25:4-5 (NTV)
 
 
   
Brisna Bustamante 
     CVCLAVOZ

El video que ha salvado matrimonios

El Problema Está Adentro


ProblemaCrecimiento Personal: El problema está Adentro.
No, la verdad es que el problema no está afuera.  El problema está adentro.
Decimos muchas veces que si no fuera por el sitio donde vivimos, la gente con quien nos relacionamos, la casa donde estamos o el trabajo que desempeñamos seriamos más felices.
No tenemos que mirar mucho afuera.  Una mirada dentro de nosotros es suficiente para contemplar la raíz de nuestros dolencias y quebrantos.
El profeta Isaías habló de esto en el Capítulo 54:
«Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz,¡grita de alegría!
Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!
Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada —dice el Señor—.
Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada.
¡No te limites!Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.Porque a derecha y a izquierda te extenderás;
 tu descendencia desalojará naciones,y poblará ciudades desoladas.
»No temas,porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud,y no recordarás más el oprobio de tu viudez.
Porque el que te hizo es tu esposo;su nombre es el Señor Todopoderoso.
Tu Redentor es el *Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre!
El Dr. Serafín Contreras Galeano habla de este tema: ” El Problema no está afuera. Está adentro”

sábado, 7 de marzo de 2015

Luego de 67 años de matrimonio mueren juntos tomados de la mano Él se fue primero, sin soltar la mano de su esposa, que lo hizo 5 horas después e hizo válida la promesa de "hasta que la muerte nos separe"

Una conmovedora historia de amor hace válida aquella promesa de "hasta que la muerte nos separe" y está conmoviendo a los medios de comunicación estadounidenses y las redes sociales. Se trata de la historia de Floyd y Violet Hartwig, unos granjeros de Easton (California), que murieron tomados de la mano tras 67 años de matrimonio.
Todo sucedió el pasado 11 de febrero. Primero se fue Floyd, que contaba con 90 años, sin soltar la mano de su esposa; y cinco horas después moría Violet, de 89, que en 1947, después de haberse casado y cuando su marido estaba en el Ejército, le escribió lo siguiente: "Necesito tus brazos alrededor mío, querido. Espero tenerlos pronto. Te quiero, te amo y siempre te amaré mientras viva".
El matrimonio había tenido tres hijos, Donna, Carol y Kenneth, y ha sido precisamente uno de ellos, Donna, quien explicó los detalles de esa historia de amor en un vídeo (inglés)
Novios desde la escuela
Los Hartwig se conocieron en la escuela y se hicieron novios en la década de los 40, mientras Floyd disfrutaba de un permiso de la Marina durante la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, los enamorados mantuvieron la llama viva, escribiéndose románticas cartas de amor.
Posteriormente, al terminar la guerra, Floyd embarcó de nuevo hacia el Pacífico, hasta que fue licenciado a principios de 1948. En esa época, Floyd llegaba a escribir hasta 5 cartas en un mismo día; en total 131 misivas, entre 1946 y 1948.
"Hasta que la muerte los separe"
En los últimos años de sus vidas los dos sufrieron diferentes enfermedades. Violet tenía demencia y perdía peso a gran velocidad, mientras Floyd sufría cáncer de colon y de vejiga y, en sus últimos días, también tenía insuficiencia renal. Pero hasta el mismo mes de enero, los dos cuidaron el uno del otro. Floyd aún cortaba el césped del jardín y podía con los haces de leña. Incluso, una semana antes de su muerte, cenaron juntos en la mesa de la cocina.
En el hospital, en su Easton natal, compartieron habitación con las camas juntas y, aunque no pudieron comunicarse con palabras en los momentos finales, ya en casa, su respiración contó otra historia. Los familiares notaron que la respiración de ambos a menudo se sincronizaba. En un momento dado, lo hizo al mismo tiempo entre 5 y 16 respiraciones por minuto.
Su nieta Cynthia Letson sonreía al recordar que "fue como si ellos estuvieran reviviendo o algo así". Y Dona añadía: "Creo que eso es lo que les mantenía cuando se estaban yendo... que cada uno tenía al otro. [... Ellos no se querían ir el uno sin el otro".
De su paso al otro mundo juntos, su hija explicaba entre lágrimas: "nos sentimos bendecidos porque sabíamos que era lo que querían. [...] Y cuando fuimos a la funeraria y vimos los dos ataúdes supimos que esa era la forma en que estaban destinados. Esa es la única forma en que podían terminar".
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Fuente: ForumLibertas.com

¡Estaba tan ilusionada! Pensaba que siempre estaríamos juntos Hoy quiero contarles mi historia con el deseo de que las lecciones que aprendí no solo me sirvan a mí, sino que sean luz para ustedes

Hoy quiero contarles mi historia con el deseo de que las lecciones que aprendí no solo me sirvan a mí, sino que sean luz para ustedes, que los cuestione, que los mueva, que los anime a dejar aquello que tengan que dejar y que los motive a buscar lo grande.
Hace ya unos años había comenzado una relación. ¡Ah! ¡Yo estaba tan ilusionada! Lo admiraba, lo quería tanto, lo amaba y pensaba que siempre estaríamos juntos porque habíamos afrontado muchas dificultades a lo largo de nuestra historia de amor.
El tiempo fue pasando y yo me iba cuestionando sobre la importancia de la virginidad y el esperar hasta el matrimonio. Empecé a pensar que era suficiente amar a una persona y el deseo de querer compartir algo tan grande e importante con alguien muy especial para mí. Fue así que le entregué todo a este chico.
Además, sutilmente él me persuadía, hacía que cuestionara mis anhelos, me convenció de que querer esperar a mi esposo era una locura, que si dos personas se amaban era suficiente.
Me decía que parecía un borrego siguiendo lo que me decían en la iglesia, que no cuestionaba si eso estaba bien o no, que me habían “lavado el cerebro”, que hacer el amor no podía ser algo impuro si nos amábamos, que pensara por mí misma. Sin darme cuenta él me estaba “lavando el cerebro”, me estaba llevando como oveja al matadero. Dejé de pensar por mí misma y terminé pensando como él, sin cuestionar sus ideas porque lo amaba, porque confiaba en él y en lo que él me decía. Por escucharlo a él terminé renunciando a mis ideales, renunciando a Dios como el centro de mi vida, había dejado que ese chico ateo al que amaba cuestionara mi fe y finalmente se burlara de mí.
Convencida de que no había nada de malo si nos amábamos, no percibía la entrega sexual como algo impuro. Para mí éramos dos almas uniéndonos profundamente, y qué mayor amor que la unión sexual, una experiencia hermosa, que trasciende y que merece ser compartida solo con quien ames y te ame de verdad, no “mientras dure”, sino PARA TODA LA VIDA.
Poco a poco la belleza de esa unión se fue desvaneciendo. Una parte de mí lo notaba y me destrozaba el alma, pero no quería aceptarlo. No sabía cómo pararlo, cómo cambiarlo. Se fue el respeto, no había entrega, no había amor. Pasó de ser algo hermoso a perder el significado de esa entrega, de esa unión ¡ya ni siquiera era unión! se volvió simplemente un complacer sus deseos y los míos. Eso trajo vacíos, peleas y finalmente ese amor murió.
Hubo además otras consecuencias. Producto de las relaciones sexuales mi salud se complicó y tuve que pasar consultas médicas y tratamientos sola, casi en secreto. Me moría de miedo, tenía tantas dudas, temía no poder tener hijos, lloraba de dolor, pero más que el dolor físico, lloraba por el dolor de hallarme sola enfrentando eso.
En esos momentos deseaba haber esperado a mi esposo, porque probablemente con él habría ocurrido lo mismo con mi cuerpo, pero la diferencia sería que estaría acompañada por él enfrentando eso, sería verdaderamente amada por ese hombre en la adversidad de ese momento, él habría sido mi soporte, mi compañía.
Fue entonces que entendí que mis ideales habían sido una locura o un imposible. Yo quería ser amada por un hombre que pudiese sacrificarse por mi bien, que estuviese dispuesto a esperar hasta el matrimonio, que entendiese la belleza de esa unión, que supiese que es para siempre, que estuviese comprometido a estar juntos en las adversidades, porque es entonces cuando más se necesitan dos personas y cuando más amor se pueden mostrar. Quería ser amada por un hombre que respetara mis creencias, pero sobretodo que las compartiera, que me elevara a Dios siempre y que Él fuera lo más importante y hermoso que pudiéramos compartir en nuestra relación.
El 25 de junio del 2012 puse, por primera vez, en oración a mi futuro esposo. Prometí esperarlo y le pedí a Dios que él también lo hiciera. Meses después tuve la confesión más hermosa de mi vida: “Dios te ha dado una hoja en blanco, para que escribas una nueva historia, en la que el amor verdadero es posible para ti”. Supe que podía recuperar todo lo que había perdido.
Hoy, esos han vuelto a ser mis ideales. Desde mi dolorosa experiencia les digo que no duden jamás en tener ideales altos para encontrar y construir un amor verdadero. ¡Háganse respetar y no dejen que nadie, especialmente la persona a la que aman, trate de rebajar esos ideales! Y tú no te conformes con menos que eso, porque Dios no quiere menos que eso para quienes están llamados al matrimonio. Cada uno recibe lo pide, y quien realmente te aprecie y quiera tu compañía sabrá respetar lo que le pidas, porque querrá algo duradero. Cuando uno ama de verdad hace cualquier sacrificio y lo que sea necesario para no dañar a quien ama.
Fuente: La Opción V

Practica el ejercicio del perdón con tu cónyuge en 5 pasos Retiro de perdón. Les propongo a continuación un ejercicio práctico de sanación para prepararse por el camino del perdón

Les propongo a continuación un ejercicio práctico de sanación para prepararse por el camino del perdón. Lo pueden hacer durante el tiempo que crean conveniente, no menos de una semana cuando lo comiencen.
Como cónyuges, deben dedicarse un espacio, un tiempo para un diálogo sincero y abierto
El ejercicio del perdón
1.- Un trabajo individual. En el momento del día de más calma para cada uno, tomen un cuaderno y un lápiz.
2.- Es el momento de ponerse en oración. Serenar el corazón y pensar: ¿Qué cosas son las que mí cónyuge me tiene que perdonar?, ¿En qué le he fallado o le estoy fallando? ¿Qué cosas soy consciente que necesito recibir el perdón? Muy importante: "Es el momento en el que me pongo en el lugar de…" Hago consciencia de mis errores y defectos y son los que molestan o dañan la vida matrimonial y familiar.
Nota: Poner por escrito todo lo que se me viene a la mente. Todo lo que humildemente veo que necesito pedir perdón. Esto es importante hacerlo durante varios días. Dejar de lado cuando se nos cruce por la cabeza “las ofensas recibidas”. Primero hay que reconocer los propios pecados, las deudas con mi cónyuge.
3.- Después de varios días de hacer el ejercicio anterior, pensar y escribir igual cómo lo hicimos anteriormente las cosas que veo de mí cónyuge y tengo que perdonar. También aquí escribirlas con la mayor caridad y respeto posible, no condenando, dejando la puerta abierta para el arrepentimiento.
4.- En un día establecido, tomarse un tiempo, que sea lo más largo posible para poner en común lo rezado y escrito durante este tiempo. Si lo hacen bien, el fruto puede ser muy grande.
5.- Se busca juntos un acuerdo para evitar en adelante aquello que hiere o molesta al cónyuge. También es el momento en que se materializa el perdón en la renovación del amor reconociendo a Dios como su fuente. Puede surgir un propósito para que sea revisado periódicamente. Cada matrimonio encontrará lo que mejor se adapte para su crecimiento.
Algunas pautas para saber si estamos haciendo bien el ejercicio
  • ¿Miro mis pecados antes de los de mi cónyuge?.
  • En el momento de pensar aquello que tengo que perdonar de mi cónyuge ¿lo hago con respeto y compasión?.
  • ¿No dejo de lado nada, por más doloroso que sea?.
  • Al momento de dialogar: ¿Se evitan las discusiones, se renuncia a la actitud de justificarse, se da la oportunidad al cónyuge de que explique alguna situación, y muy importante: se cree en el otro?.
  • ¿No hay apuros?, ¿ésto no se hace por compromiso o por conformar al otro?, ¿es un deseo y un encuentro buscado y querido?.
  • ¿Se crece en la convicción de que éste es el camino por el que se crece en el amor?.
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Autor: Padre Daniel Varayoud
Fuente: Retiros Para Matrimonios, https://retiros.wordpress.com
Edición y adaptación por PildorasdeFe.net

¿Cómo ayudar a la conversión de mi esposo? Muchísimas mujeres sufren porque aman a Dios y quieren vivir según sus mandamientos, pero sus maridos están lejos de eso

“Lo que más toca el corazón de Dios es nuestra perseverancia, porque es la prueba de la verdadera fe que nunca desfallece”. Por algo nos ha puesto Cristo la parábola de la viuda inoportuna que, tras su insistencia logró el favor del juez. (Lucas 8,1-8)
Muchísimas mujeres sufren porque aman a Dios y quieren vivir según sus mandamientos, pero sus maridos están lejos de eso. Esto se debe a que el corazón de la mujer es más sensible y delicado que el del hombre. Dios la ha hecho con más capacidad para acoger su amor y entregarse a Él, sin duda, el corazón femenino está más orientado a Dios. Es raro ver a una mujer sin fe y, al mismo tiempo, es algo muy triste porque es una violencia a su naturaleza femenina y materna.
Muchas mujeres de Dios viven un gran drama: “mi marido no se convierte”. Ya oí muchas veces este lamento: “Ya hice de todo; pero él no va hacia Dios, no va a la iglesia conmigo, no se confiesa, no va al grupo de oración y me quiere prohibir ir; me impide ver el canal de televisión católico y trabajar en la iglesia”.
Sé que ocurre también al revés; hay hombres comprometidos en la Iglesia, cuyas esposas no los acompañan, pero esto sucede mucho menos.
¿Qué hacer?
1) Primero que todo, debes mantener la paciencia y la calma.
La estrategia del demonio es que te desesperes y desanimes, de forma que abandones tu cruz antes de tiempo. Debes entender que esta cruz (la falta de conversión de tu marido) es parte de tu matrimonio. Cuando Dios te confió a este hombre, con él te entrego una misión, hacer crecer en la fe a este hombre para su salvación. Dios te encomendó esta misión el día de tu matrimonio para que la construyas cada día con paciencia, oración, fe, lágrimas, sacrificios y demás. Dios espera de ti que algún día le devuelvas a este hombre siendo mejor de lo que lo has recibido. (Lee 1 Pedro 3,1-7)
2) Asume tu cruz con amor.
No vivas esta situación de mala gana, no tendrías méritos ante Dios. No la rechaces y la saques fuera del camino, esta cruz te santificará y dará un sentido profundo a tu matrimonio. Ama tu cruz para poder encontrar la salvación.
3) No pelees con tu esposo a causa de Dios.
Él tiene su tiempo de actuar porque respeta la libertad del hombre sin la cual no sería a su Imagen y semejanza. Dios sabe esperar “la hora de la gracia” para actuar, por lo que tú también tienes que esperar: “Únete al Señor y no te separes, para que al final de tus días seas enaltecido” (Eclo 2,3). No le hagas resistencia a tu marido; no lo enfrentes, espera que la gracia de Dios mueva su alma… Sé dócil con él, ámalo de todo corazón, conquístalo para ti, para que después, puedas conquistarlo para Dios.
4) Reza constantemente por él, sin desanimarte jamás.
Esta es la voluntad del Señor: “Después le enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse..” (Lc 18,1).
¿Pero, hasta cuándo tendré que rezar por la conversión de mi marido? Ya estoy cansada.
La respuesta es, siempre. Hasta que la muerte los separe, cumpliendo cada día, hasta el último de tu vida, la promesa que hiciste en el altar de amarlo en la tristeza y la alegría, en la salud y la enfermedad, amándolo y respetándolo todos los días de su vida.
Lo que más toca el corazón de Dios es nuestra perseverancia, porque es la prueba de fe verdadera que nunca desfallece; por eso Jesús dijo: “Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará” (Mt 24,13). Observe que Jesús dice “hasta el fin”, la perseverancia es para siempre. Para Dios, luchar es más importante que vencer.
Te cuento la historia de una mujer como tú.
Elizabeth Leseur fue una gran cristiana que vivió por la época del 1900. Era una francesa culta y fervorosa, amiga de las artes, las letras, la filosofía, etc., casada con un hombre culto y destacado en la sociedad francesa; pero ateo, que no acompañaba la fe de Elizabeth. Era el famoso Sr. Marie–Albert Leseur.
Elizabeth rezó y se inmoló toda su vida por la conversión de su esposo, lo acompañaba a los más altos eventos sociales donde Dios estaba ausente, y su alma lloraba en silencio y oblación a Dios; hasta que un día ella falleció sin ver la conversión de su marido.
Pero Elizabeth había escrito un diario espiritual, y un bello día su esposo lo encontró tras su muerte, y lo leyó con interés. Fue suficiente para que se convirtiera profundamente.
Al leer aquella páginas llenas de fe y de sufrimiento ofrecido a Dios diariamente, aquel hombre fue tocado profundamente y entendió que había vivido al lado de un ángel sin notar nunca su presencia. Ahora derramaba lágrimas de tristeza por no haber vivido aquella fe maravillosa al lado de su esposa fallecida.
Su conversión fue tan profunda que dejó el mundo, abandonó las esferas sociales donde era exaltado y se hizo fraile dominico; fray Marie-Albert Leseur.
Desde el cielo Elizabeth convirtió a su Albert. Después él publicó: La Vida de Elizabeth Leseur” (Irmãos Pongetti editores, Río de Janeiro, 7ª edición, 1931). Toda mujer que sufre este dolor debería leer esta obra.
Tú, que aún no has visto a tu marido convertirse, Elizabeth lo convirtió para Dios después de la muerte. Ella lo ayudó a conocer a Dios. Al final, esto es lo que importa
Por lo tanto, no se desanime jamás, no se canse ni desista de esta misión que Dios le dio de salvar a este hombre. Tal vez sea usted la única criatura en este mundo que pueda ayudar a Dios a llevarlo hasta Él. Y esta será su mayor obra en este mundo.

Fuente: Felipe Aquino | Aleteia
Con aportes y modificaciones hechos por PildorasdeFe.net

Disfruta tus hijos, no permitas que el enemigo te aleje de esa bendición

El Amor es PERFECTO Ama!!

Ama a tu Conyuge como Dios te Ama a Ti

Dios creo el Matrimonio para SIEMPRE..LUCHA POR EL TUYO!!

¿Cuanto tiempo te queda...?





Disfrutemos cada segundo de nuestras vidas con nuestras familias, mañana puede ser tarde. 

Confiar en Dios es ponernos en sus manos

Sábado segunda semana Cuaresma. La conversión del corazón, requiere que estemos dispuestos a soltarnos en Él. 

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

Confiar en Dios requiere, de cada uno de nosotros, que nos pongamos en sus manos. Esta confianza en Dios, base de la conversión del corazón, requiere que auténticamente estemos dispuestos a soltarnos en Él.

Cada uno de nosotros, cuando busca convertir su corazón a Dios nuestro Señor y busca acercarse a Él, tiene que pasar por una etapa de espera. Esto puede ser para nuestra alma particularmente difícil, porque aunque en teoría estamos de acuerdo en que la santidad es obra de la gracia, en que la santidad es obra del Espíritu Santo sobre nuestra alma, tendríamos que llegar a ver si efectivamente en la práctica, en lo más hondo de nuestro corazón lo tenemos arraigado, si estamos auténticamente listos interiormente para soltarnos en confianza plena para decir: "Yo estoy listo Señor, confío en Ti"

Desde mi punto de vista, el alma puede a veces perderse en un campo bastante complejo y enredarse en complicaciones interiores: de sentimientos y luchas interiores; o de circunstancias fuera de nosotros, que nos oprimen, que las sentimos particularmente difíciles en determinados momentos de nuestra vida. Son en estas situaciones en las que cada uno de nosotros, para convertir auténticamente el corazón a Dios, no tiene que hacer otra cosa más que confiar.
Qué curioso es que nosotros, a veces, en este camino de conversión del corazón, pensemos que es todo una obra de vivencia personal, de arrepentimiento personal, de virtudes personales.

Estamos en Cuaresma, vamos a Ejercicios y hacemos penitencia, pero ¿cuál es tu actitud interior? ¿Es la actitud de quien espera? ¿La actitud de quien verdaderamente confía en Dios nuestro Señor todos sus cuidados, todo su crecimiento, todo su desarrollo interior? ¿O nuestra actitud interior es más bien una actitud de ser yo el dueño de mi crecimiento espiritual?

Mientras yo no sea capaz de soltarme a Dios nuestro Señor, mi alma va a crecer, se va a desarrollar, pero siempre hasta un límite, en el cual de nuevo Dios se cruce en mi camino y me diga: "¡Qué bueno que has llegado aquí!, ahora tienes que confiar plenamente en mí". Entonces, mi alma puede sentir miedo y puede echarse para atrás; puede caminar por otra ruta y volver a llegar por otro camino, y de nuevo va a acabar encontrándose con Dios nuestro Señor que le dice: "Ahora suéltate a Mí"; una y otra vez, una y otra vez.

Éste es el camino de Dios sobre todas y cada una de nuestras almas. Y mientras nosotros no seamos capaces de dar ese brinco, mientras nosotros no sintamos que toda la conversión espiritual que hemos tenido no es en el fondo sino la preparación para ese soltarnos en Dios nuestro Señor, no estaremos realmente llegando a nada. El esfuerzo exterior sólo tiene fruto y éxito cuando el alma se ha soltado totalmente en Dios nuestro Señor, se ha dejado totalmente en Él. Sin embargo, todos somos conscientes de lo duro y difícil que es.

¿Qué tan lejos está nuestra alma en esta conversión del corazón? ¿Está detenida en ese límite que no nos hemos atrevido a pasar? Aquí está la esencia del crecimiento del alma, de la vuelta a Dios nuestro Señor. Solamente así Dios puede llegar al alma: cuando el alma quiere llegar al Señor, cuando el alma se suelta auténticamente en Él.

Nuestro Señor nos enseña el camino a seguir. La Eucaristía es el don más absoluto de que Dios existe. De alguna forma, con su don, el Señor me enseña mi don a Él. La Eucaristía es el don más profundo de Dios en mi existencia. ¿De qué otra forma más profunda, más grande, más completa, puede dárseme Dios nuestro Señor?

Hagamos que la Eucaristía en nuestras almas dé fruto. Ese fruto de soltarnos a Él, de no permitir que cavilaciones, pensamientos, sentimientos, ilusiones, fantasías, circunstancias, estén siendo obstáculos para ponernos totalmente en Dios nuestro Señor. Porque si nosotros, siendo malos, podemos dar cosas buenas, ¿cómo el Padre que está en los Cielos, no les va a dar cosas buenas a los que se sueltan en Él, a los que esperan de Él?

Pidámosle a Jesucristo hacer de esta conversión del corazón, un soltar, un entregarnos plenamente en nuestro interior y en nuestras obras a Dios. Sigamos el ejemplo que Cristo nos da en la Eucaristía y transformemos nuestro corazón en un lugar en el cual Dios nuestro Señor se encuentra auténticamente como en su casa, se encuentra verdaderamente amado y se encuentra con el don total de cada uno de nosotros.

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